Cuadro en relieve en madreperla. S.XIX
Proceso de Restauración
ORIGENES DE LA TALLA DE NÁCAR
Los franciscanos, a través de su escuela Terra Santa, enseñaban estas artes y oficios a los habitantes de Belén del rito latino (los Taraymeh), como una forma de ganarse la vida y poder sostener a sus familias. Luego, bajo la influencia franciscana, se introdujo la técnica del grabado o incisión con buril, técnica desarrollada en Europa y que fue empleada para el grabado de las placas de madreperlas provenientes de los depósitos perlíferos del mar Rojo y del golfo Pérsico.
Tenían un bello color oriente y su madreperla era pequeña, llegando a un tamaño máximo entre los 20 y 24 centímetros. La parte superior tenía buen espesor y se prestaba para la talla de imágenes, y la parte inferior (de poco espesor) se usaba para el grabado. En el idioma árabe se le conocía comosadafy su nombre científico es: Meleagrina margaritifera o Pinctada margaritifera.
Con el uso de esta madreperla se elaboraban cruces, cartelas, retablos, entre otros, usando la técnica del grabado y utilizando tinta negra de fondo y con colores rojo y verde para resaltar los detalles de los grabados. El tema principal de estas obras era la iconografía de la Orden de los Franciscanos, en donde se plasmaba la vida y obra de sus santos. Esta técnica, bajo la influencia y el estilo franciscano, se mantuvo hasta finales de 1800, cuando Inglaterra empezó con el comercio mundial de conchas de madreperlas provenientes de Puerto Darwin en Australia que llegaban hasta 30 centímetros de díametro, con grosor de más de 2,5 centímetros en su base, permitieron a los talleres de Belén la elaboración de las primeras tallas figurativas en relieve y bulto redondo, así como la refinación de la técnica de la filigrana en nácar.
Los talleres de las familias del clan Taraymeh (del rito latino) fueron los primeros que comenzaron a elaborar las obras artísticas más importantes que se produjeron durante los siglos XVII, XVIII y final del XIX.
El Comisariato de Tierra Santa de Al-Quds compraba casi la totalidad de la producción y mucha de ella era para ser entregada a los benefactores de la Orden Franciscana en todo el mundo, principalmente en España, Italia y Portugal. El resto de la producción era vendido a los peregrinos que visitaban la Tierra Santa de Palestina que, por lo general, adquirían un recuerdo, que bien podría ser una cruz, dije, medalla o reproducción del santo sepulcro.
Desde aquel tiempo, estas maquetas eran muy solicitadas, sobre todo la del Edículo del Santo Sepulcro y hoy en día sobreviven aproximadamente 55 de ellas en todo el mundo.
La madera que se usó principalmente para esto desde el siglo XVI fue la del árbol de olivo, que se daba abundantemente en Belén y sus alrededores.
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